Marc Márquez: “Dani me dice que lo estoy haciendo muy bien”
Con su cuarta posición en Misano, el joven piloto catalán volvió a recordar que la temporada que viene será un candidato al título
Esther Blasco
En la historia del motociclismo reciente es habitual encontrar ejemplos de precocidad, pero el caso de Marc Márquez lleva visos de convertirse en mucho más que eso. El pequeño piloto, por estatura y edad, evoluciona a pasos de gigante sobre la KTM con la que este año ha debutado en el Mundial de 125cc. El pasado domingo, en Misano, se quedó a menos de tres segundos del podio, después de salir desde la octava posición. Hubiera sido su segundo cajón este año, tras la tercera posición que consiguió en Donington el pasado mes de junio.
Tutelado por su descubridor, Emilio Alzamora, con la supervisión deportiva esta temporada de Alberto Puig, el joven prodigio de Cervera (17-2-1993) ya ha superado las expectativas que habían recaído sobre él desde el anuncio de su salto al Mundial. Marc se ha sabido reponer perfectamente a un inicio complicado, en el que se perdió las dos primeras carreras. El catalán sufrió una fractura de cúbito y radio en el test IRTA de Jerez que le apartaron de la moto en las carreras de Qatar y Jerez.
“Al principio me caía mucho y no encontrábamos soluciones, hay que tener en cuenta que el chasis de la KTM era nuevo y a todos nos faltaba algo de experiencia. Reconozco que me enfadé un poco, pero siempre intento tener la moral muy alta y en ese sentido Emilio me ayuda bastante”, reconocía el piloto quien además ha tenido problemas debido a su menuda consitución. Sin embargo, eso también está cambiando. Marc empezó el campeonato con un lastre de 17kg, para llegar a los 136 (entre moto y piloto) que exige la categoría. El domingo, en Italia, sólo necesitó 9. En medio año ha ganado 8 kg de peso, en gran parte, gracias a la constante supervisión de un médico nutricionista y su madre Roser, quien durante la semana se encarga de prepararle todo tipo de pasta, arroz y batidos gigantes para merendar, para que dentro de poco ya no sea necesario correr con la moto lastrada.
Discreto, sencillo y muy humilde, el joven talento leridano prefiere pasar desapercibido, tanto en su colegio como en el paddock, donde ya ha dejado de alucinar cuando se cruza con Valentino Rossi o su ídolo, Dani Pedrosa. “Hemos hablado poco, pero siempre que me ve me dice que lo estoy haciendo muy bien”, explica un firme candidato a convertirse en el sucesor del de Castellar. En cambio, con quien habla más a menudo es con Puig, “él me dice que me lo tome con calma, porque me quedan muchos años por delante y no es bueno que me ponga encima mucha presión”.
Pero Marc sabe que no ha llegado al Mundial para pasar el rato, “me queda por mejorar como piloto, pero estoy contento porque poco a poco estoy aprendiendo”, dice de forma prudente. Su podio ya queda lejano en el tiempo, pero no sus buenas actuaciones sobre la KTM. Todo el mundo sabe que su segundo cajón está al caer y, tarde o temprano, podrá quitarse su espina: “En Donington no me dejaron celebrar el podio con cava, porque soy menor de edad. En aquella ocasión, cuando llegué a casa mi padre me estaba esperando con una botella. Espero que algún día pueda celebrar una victoria con cava en el podio”.